Nuestra red vial está conformada por una gran variedad de estructuras de puentes que fácilmente podemos apreciar con solo hacer un recorrido por alguna de nuestras carreteras principales como la CA9 o la CA1.
Si recorremos las carreteras, empezando por la calle Martí enfilando hacia el norte, encontraremos la monumental estructura del puente de Belice, seguimos nuestro paso por el Rodriguitos y con nueva carretera llegamos al Agua Caliente, famoso puente por el sobresalto que nos dio para el terremoto del 76; adelante encontramos el nuevo puente Punta Gorda con sus 4 carriles. Este es solo una muestra de la nueva Ingeniería del país.
Encontramos antes de llegar al Rancho, el Benque Viejo, una armadura que nadie nota pero de gran tamaño; después de allí comienzan una serie de armaduras de tipología diversa, Guijo, Palmilla, Teculután, luego el Stan Creek imponente puente de concreto postensado, así, seguimos la ruta con mas armaduras, como el Santiago, Arenal, Mayuelas, hasta desviarnos al Río Dulce y encontrar uno de los puentes iconos del país y símbolo de la tecnología de puentes de grandes luces que se irá implementando en Guatemala en los años venideros. Un verdadero menú de Puentes.
Todas estas estructuras tienen ya bastante tiempo de estar funcionando, han sobrevivido correntadas insospechadas, se han resentido al paso de las cargas, a veces fuera de especificación, y se han movido al ritmo del subsuelo durante los últimos sismos acaecidos en el país. Cuál es entonces, el gran secreto para que estos puentes continúen en buen estado y soportar el día a día de la circulación vial. No es difícil notar que todas fueron construidas con una ingeniería de respeto acorde a la normativa de cada uno en su tiempo, y utilizando materiales de buena calidad. Véase por ejemplo las marcas de las piezas de las armaduras, algunas de las cuales indican su calidad de procedencia.
El tema es que los años van pasando, y esos mismos materiales se van envejeciendo, los resultados se verán en los estudios de fatiga, que determinan la vida útil de cada estructura en base a la cantidad de ciclos de carga que se ven sujetas.
Hace algún tiempo, participé en una conferencia con un titular muy interesante, pues hacía referencia a “Puentes para 100 años”. El consejo clave del conferencista fue el mantenimiento. Así de simple. Porque un puente adicional de vigas y pilares, Es una conjunción de elementos estructurales actuando cada uno en su magnitud. Cada perno, cada apoyo, cada junta, cada barandal, forman parte de un todo que a la larga viene a definir la vida útil de toda la estructura. De allí se desprende la importancia del proceso de mantenimiento constante de cada elemento, ese proceso anual que se desarrolla en todo el país y que ha mantenido a los puentes funcionando a un buen nivel.
AASHTO en su edición especial de evaluación de estructuras existentes, define varias etapas: básicamente la inicial, las rutinarias, las especificas de daños, las profundas y las especiales. Este es el tema a señalar en esta ocasión.
Creo que en Guatemala llegó el momento de pasar de las inspecciones rutinarias a las profundas, algunas estructuras, en los últimos años han tenido problemas bastante predecibles y sería bueno tomar estos ejemplos para empezar un proceso de inspección a fondo de todos los puentes de las rutas principales, detectando esos puntos vulnerables que pueden resolverse con facilidad, elaborando un plan de mantenimiento especifico que incluya el equiparamiento de las estructuras para las cargas actuales de diseño, y la expectativa de sismos y cambios climáticos a los que somos susceptibles en nuestra región.
Esta será la clave para que nuestras rutas principales funcionen muchos años más y funcionen adecuadamente hasta en el caso de los eventos naturales extraordinarios.
Si recorremos las carreteras, empezando por la calle Martí enfilando hacia el norte, encontraremos la monumental estructura del puente de Belice, seguimos nuestro paso por el Rodriguitos y con nueva carretera llegamos al Agua Caliente, famoso puente por el sobresalto que nos dio para el terremoto del 76; adelante encontramos el nuevo puente Punta Gorda con sus 4 carriles. Este es solo una muestra de la nueva Ingeniería del país.
Encontramos antes de llegar al Rancho, el Benque Viejo, una armadura que nadie nota pero de gran tamaño; después de allí comienzan una serie de armaduras de tipología diversa, Guijo, Palmilla, Teculután, luego el Stan Creek imponente puente de concreto postensado, así, seguimos la ruta con mas armaduras, como el Santiago, Arenal, Mayuelas, hasta desviarnos al Río Dulce y encontrar uno de los puentes iconos del país y símbolo de la tecnología de puentes de grandes luces que se irá implementando en Guatemala en los años venideros. Un verdadero menú de Puentes.
Todas estas estructuras tienen ya bastante tiempo de estar funcionando, han sobrevivido correntadas insospechadas, se han resentido al paso de las cargas, a veces fuera de especificación, y se han movido al ritmo del subsuelo durante los últimos sismos acaecidos en el país. Cuál es entonces, el gran secreto para que estos puentes continúen en buen estado y soportar el día a día de la circulación vial. No es difícil notar que todas fueron construidas con una ingeniería de respeto acorde a la normativa de cada uno en su tiempo, y utilizando materiales de buena calidad. Véase por ejemplo las marcas de las piezas de las armaduras, algunas de las cuales indican su calidad de procedencia.
El tema es que los años van pasando, y esos mismos materiales se van envejeciendo, los resultados se verán en los estudios de fatiga, que determinan la vida útil de cada estructura en base a la cantidad de ciclos de carga que se ven sujetas.
Hace algún tiempo, participé en una conferencia con un titular muy interesante, pues hacía referencia a “Puentes para 100 años”. El consejo clave del conferencista fue el mantenimiento. Así de simple. Porque un puente adicional de vigas y pilares, Es una conjunción de elementos estructurales actuando cada uno en su magnitud. Cada perno, cada apoyo, cada junta, cada barandal, forman parte de un todo que a la larga viene a definir la vida útil de toda la estructura. De allí se desprende la importancia del proceso de mantenimiento constante de cada elemento, ese proceso anual que se desarrolla en todo el país y que ha mantenido a los puentes funcionando a un buen nivel.
AASHTO en su edición especial de evaluación de estructuras existentes, define varias etapas: básicamente la inicial, las rutinarias, las especificas de daños, las profundas y las especiales. Este es el tema a señalar en esta ocasión.
Creo que en Guatemala llegó el momento de pasar de las inspecciones rutinarias a las profundas, algunas estructuras, en los últimos años han tenido problemas bastante predecibles y sería bueno tomar estos ejemplos para empezar un proceso de inspección a fondo de todos los puentes de las rutas principales, detectando esos puntos vulnerables que pueden resolverse con facilidad, elaborando un plan de mantenimiento especifico que incluya el equiparamiento de las estructuras para las cargas actuales de diseño, y la expectativa de sismos y cambios climáticos a los que somos susceptibles en nuestra región.
Esta será la clave para que nuestras rutas principales funcionen muchos años más y funcionen adecuadamente hasta en el caso de los eventos naturales extraordinarios.