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SUBTEMA



EL CALENDARIO MAYA 
EL 13 BAK’TUN UNA NUEVA ERA


EL CALENDARIO RITUAL Y DE AUGURIOS

Aún no se sabe con certeza dónde y cuándo se inventó el calendario de 260 días, aunque su uso estaba difundido en toda Mesoamérica, desde hace mucho tiempo. 

Como el calendario era casi el mismo, aún en regiones de lengua diferente, algunos especialistas opinan que el calendario pudo haber existido aún antes de las separaciones de las lenguas proto-otomangue y proto-maya, antes del 2,000 AC.

Ya aparece evidencia del calendario, cerca del año 600 AC en el valle de Oaxaca (actual México), en Monte Albán que fue donde los gobernantes zapotecas, iniciaron la erección de monumentos (estelas) con fechas. También se han encontrado objetos con inscripciones, datados en fechas anteriores, por ejemplo, el hacha (667 AC) de Tapijulapa, Tabasco.

La versión maya del calendario ritual es un período que consta de 260 días contínuos, pero cada día está definido por dos posiciones: un número y un signo.  Es una permutación de 13 números (del 1 al 13) y 20 signos diferentes asociados con elementos del entorno, como venado, jaguar, gobernante, agua, etc.

El nombre de un día, por ejemplo 4 Ahaw, se da sólo una vez en el período de 260 días, y para que se repita tienen que transcurrir 13x20 = 260 días.

A este calendario se le ha dado el nombre de tzolk’in, que fue acuñado por el mayista norteamericano William Gates en los 1920s, del yucateco  tzol ordenar y k’in día, el orden de los días.

La versión mexicana del calendario sagrado fue llamado Tonalpohualli (“cuenta del destino”) y la versión actual K’iche’ se llama Chol’quij.


EL CALENDARIO DE 365 DÍAS

El calendario solar pudo haber sido implementado por razones prácticas relacionadas básicamente con la agricultura y como complemento del calendario ritual de 260 días.  En realidad fue un enorme avance porque tiene gran importancia en las observaciones astronómicas, ya que constituye una referencia en un ciclo de tiempo.

Se cree que fue introducido después de la invención del tzolk’in, quizá alrededor del 1,000 AC. y también fue de uso difundido en Mesoamérica.

En los mayas se llamó h’ab o haab en yucateco. El haab está compuesto de 18 períodos (winal en yucateco) cada uno con su nombre, de 20 días y un período a final del año de 5 días (wayeb), para completar 18 x 20 + 5 = 365 días.

Cada día era nombrado con un número secuencialmente dentro del período de 20 días, seguido por el nombre del período, por ejemplo: 5 Pop, 6 Pop, 7 Pop  y así sucesivamente.

Es importante mencionar que el primer día del período era llamado 0, y no 1, debido a que el primer día era donde el período tomaba “asiento” o se sentaba.  Esto es una forma de interpretar que los meses de alguna forma eran considerados seres animados, y no divisiones del tiempo.


LA RUEDA CALENDÁRICA

La sincronización del tzolk’in ritual y el haab da como resultado que un día tuviera 2 nombres: un número y un signo de día del tzolk’in y un número y un signo de winal (“mes”) del haab.

Los arqueólogos modernos crearon un concepto para fines didácticos, representándolo como el enlace entre dos ruedas dentadas y la denominaron la “rueda calendárica”.

Si consideramos que el tzolk’in tiene 260 (13x20) días (diferentes) y el haab 365 (18x20 + 5) días, entonces un día con los cuatro nombres se repetirá en el mínimo común múltiplo de 260|365 que es 2x2x5x13x73 = 18,980 días que equivalen a 51.9655 años (aproximadamente 52 años).

El famoso día 4 Ajaw 8 kumk’u se repite cada 52 años.

Hasta aquí la concepción mesoamericana del tiempo había sido cíclica, en períodos que se repiten constantemente, pero eso da un problema: no se tiene un punto fijo de referencia.  Y ese es el último paso para definir un buen calendario.  Los mesoamericanos lo inventaron al introducir la notación de la cuenta larga, probablemente a finales del preclásico tardío, ya que las fechas más tempranas aparecen en estelas de la costa sur en Guatemala (37 DC.) y en el istmo de Tehuantepec (32 y 36 AC.), sin embargo, los mayas lo perfeccionaron esplendorosamente.

Como observación, también lo hicieron los romanos tomando como año de referencia la fundación de Roma el 21 de abril de 753 AC., por ejemplo: Anno tresentesimo nonus ab urbe condita, era el año trescientos nueve después de la fundación de la ciudad.


LA NOTACIÓN DE LA CUENTA LARGA

La cuenta larga es la notación de los días transcurridos a partir de un punto de referencia. Su descripción es posicional y arbitraria.

La primera posición la ocupa el día k’in, inmediatamente arriba está el siguiente período de 20 días de duración o winal, el tercer nivel lo ocupa el tun que en lugar de tener 202 = 20 x 20 = 400 días, los mayas rompen el esquema posicional (200, 201, 202...),  y el tun tiene 360 (20 x 18) días, quizá para estar más cerca de la duración del año solar.

El cuarto nivel lo ocupa el k’atun que consta de 20 tunes o 20 x 360 = 7,200 días. En el quinto nivel aparece el bak’tun que está formado por 20 katunes o 20 x 7,200 = 144,000 días.

Con la incorporación de la cuenta larga, las fechas se escribían en el siguiente orden: primero aparece el “glifo introductorio” (la mayoría de veces este glifo ocupa el espacio de doble columna), que en el interior contenía un elemento que hacía referencia al winal del haab, luego se escribían en sucesión decreciente los períodos de bak’tun (un número y el signo del bak’tun), los períodos de k’atun (un número y el signo de k’atun), los períodos de tun (número y el signo de tun), los períodos de winal (número y el signo de tun) y los períodos de k’in (número y signo de kin).

A continuación, se escribía el día del tzolk’in (a esta secuencia se le conoce como serie inicial), y muchas veces, después iba un día del haab.

Sin embargo, en algunos casos después del día del tzolk’in seguían una serie de glifos que se han denominado serie suplementaria.

Esta serie consta de una serie de glifos identificados con las letras: G, F, E, D, C, B y A, relacionados (G y F) con las deidades de los 9 (“los señores de la noche”) períodos de 40 días que dividen un año, y las series lunares (E, D y C) relacionadas con las posiciones de la luna, las deidades lunares (C, B)  y la duración de la lunación (A) de 29 o 30 días.

Para abreviar la cuenta larga, los estudiosos han definido un sistema de representación más sencilla, en la que se escriben sólo los coeficientes de los períodos de tiempo separados por un punto, iniciando con el número de bak’tun(es) y terminando con el número de k’in(es).

La placa de Leyden es un objeto parecido a una hachuela que fue encontrada en Puerto Barrios en 1,864, y en el reverso se lee la anotación en la cuenta larga 8 bak’tun(es), 14 k’atun(es), 3 tun(es), 1 winal y 12 k’in(es).  En la referida nomenclatura resumida se escribiría: 8.14.3.1.12.

El cálculo del tiempo transcurrido sería de la siguiente manera:

El evento a que hace referencia la inscripción sucedió 1,253,912 días (aproximadamente 3,433.1 años) después del punto de referencia u origen de la cronología maya.

El desciframiento de la cuenta larga fue realizado por el alemán Ernst Förstermann en 1887, sin embargo, aún estaba pendiente lograr la correlación entre las fechas mayas y el calendario moderno. 

En el inicio del siglo XX, los investigadores notaron que los glifos calendáricos mayas siempre se referían a un día llamado 4 Ahaw 8 Kumk’u como la fecha de inicio de su cuenta, basado en esto, en códices y en documentos coloniales que tenían fechas prehispánicas, el norteamericano Joseph Goodman (1905), el mexicano Juan Martínez Hernández (1926) y el inglés Eric Thompson (1935) propusieron una correlación similar.

Actualmente casi todos los arqueólogos están de acuerdo con la correlación Goodman-Martínez-Thompson (GMT). Esta correlación establece que el primer día de la cuenta larga es el 11 de agosto del 3,114 AC. y ha sido utilizada para fechar todos los eventos descritos en las estelas, códices y otros.

Completando el ejemplo de la Placa de Leyden: 1,253,912 días a partir del 11 de agosto de 3,114 AC., se obtiene que el evento está fechado el 15 de septiembre de 320 DC.


LOS 13 BAK’TUN(ES)

En la parte oriental de la estela “C” de Quiriguá aparece “la cuenta de la creación” 13.0.0.0.0 4 Ahaw 8 Kumk’u, junto a un relato de un evento mítico realizado por varios dioses en esa fecha, que se relaciona con la creación del mundo o la creación de la era correspondiente a este ciclo de 13 Bak’tunes. En palabras del Dr. David Stuart:

Ahora, puede no ser completamente exacto decir que se trataba de una fecha de creación verdadera, porque los antiguos textos religiosos hablan de acontecimientos y episodios que tuvieron lugar mucho antes de esta fecha, de hecho, a veces millones de años antes. Pero es justo decir que los antiguos mayas han considerado 4 Ahaw 8 Kumk’u como la fecha de inicio de nuestra época actual, en que, según algunas fuentes, los dioses del cosmos “se pusieron en orden” [Stuart, 2001].

La fecha de 13.0.0.0.0 Ahaw 8 Kumk’u es la fecha de referencia a partir de la cual se inicia el conteo de la cuenta larga.  Entonces surge la pregunta ¿porque no 0.0.0.0.0.0? la respuesta podría ser que esta fecha no corresponde al inicio de los tiempos, si no únicamente al inicio de otro ciclo de una duración de 13 x 144,000 días = 1,872,000 días = 5,125.37 años.

En realidad esta fecha declara el final de un ciclo de 13 Bak’tun(es) y el inicio del siguiente, en forma similar a que estableciéramos la fecha del 31 de diciembre de 2000, y a partir de allí empezáramos a contar los días.  Esta fecha sería el final de dos ciclos de mil años y el primer día del siguiente ciclo sería el 1 de enero de 2001.

Un Bak’tun después de 13.0.0.0.0, los mayas lo escribieron 1.0.0.0.0 y no 14.0.0.0.0, de hecho el período clásico maya se inició alrededor de 8.10.0.0.0 y su “época de oro” entre el Bak´tun 9 (9.0.0.0.0) y el Bak’tun 10 (10.0.0.0.0).

Desde el inicio del ciclo actual de 13 Bak’tun(es), el tiempo ha transcurrido inexorable, y en Mesoamérica hemos avanzado por el neolítico, inventado la agricultura, hecho montículos, desarrollado decenas de lenguas, concebido una matemática exclusiva, inventado una escritura exquisita, descifrado los cielos, medido el tiempo, fundado sociedades complejas, construido presas y enormes proyectos de riego, edificado hermosas ciudades, enfrentado fenómenos naturales e invasiones, creado sociedades coloniales, nos hemos independizado, y actualmente luchamos tenazmente por transformarnos en una sociedad moderna.  Y pronto llegará el 13.0.0.0.0 de nuevo, ahora en un día 4 Ahaw 3 K’ank’in: el 21 de diciembre de 2012.

Es una buena época para reflexionar sobre nuestro brillante pasado y sentirnos orgullosos de ser guatemaltecos.  ¡Todos unidos démosle la bienvenida al nuevo ciclo!